domingo, 10 de febrero de 2008

La Iglesia de hoy en día


[“Es una triste derrota de la libertad y de la convivencia, y un triunfo del nuevo fanatismo que recorre Europa”.
No les asiste la búsqueda del bien, rastreando humildemente con otros buscadores los caminos mejores, sino la búsqueda del poder en todas sus formas. Un poder que usará cualquier modo para contar la realidad en beneficio de sus intereses económicos, de sus pretensiones culturales por nihilistas que sean, y de su hegemonía política a costa de todo y de todos.
Es “el miedo a la verdad y a la libertad”].

Estas palabras que arriban quedan reflejadas, es el comentario que un obispo español ha hecho sobre el laicismo en nuestra sociedad. Yo evidentemente no voy a criticar o salvar, este tipo de laicismo, pues no tengo los suficientes conocimientos para emitir un juicio sobre esta materia. Pero si que me valgo de estas mismas palabras para dar la vuelta a la tortilla, es decir, para utilizarlas contra la Iglesia Católica, Apostólica y Romana. Con esto no digo que sea un detractor de esta Iglesia, en absoluto. Lo que crítico es el comportamiento de ciertas personas de buena posición o estatus que dicen ser buenos católicos pero son verdaderamente unos fariseos, como los que Jesús tuvo que lidiar en su época. Me da igual que sean cristianos de a pie, como que sean cardenales de la Iglesia. Parecen más hijos de Satanás, que hijos de Dios. Esas mismas palabras utilizadas por este obispo podrían ser un fiel reflejo, de como se encuentra la Iglesia Católica al día de hoy. Esta no es la Iglesia que Cristo querría.

Y hablando de satanismo digo, que hace unos días Benedicto XVI afirmo que el infierno es un lugar concreto y que no esta vació. Con esta afirmación tan categórica ha contradecido lo que dijo su predecesor sobre esta misma materia. Juan Pablo II dijo que el infierno no es un lugar, si no un estado en el que se encuentra la persona que no sale al encuentro con Dios, es decir, que la persona se aleja de Dios y se sumerge en la oscuridad. Pues no debemos olvidad que Dios en su más pura esencia es luz infinita.

Entonces se podría preguntar, ¿si no existe el infierno como lugar físico, tampoco existe el cielo?. La respuesta mía es que el cielo como lugar tampoco existe. Pasa lo mismo que con el infierno, es un estado en el que se encuentra la persona, aunque en este caso hablamos de un estado de gracia, de cercanía a Dios. Dios es luz y Satanás es oscuridad.

Si el cielo y el infierno como lugares no existen, ¿donde anida Dios y Satanás?. En el corazón de cada persona, de cada individuo, es donde anida Dios o el demonio. Hubo un fraile que me dijo que el hombre es templo del Espíritu Santo, pero yo digo que también puede ser templo del demonio. Todo depende del camino escojamos durante nuestra vida terrena. Ya que ese camino que hemos escogido será el mismo que nos espera tras la muerte.

Es evidente que yo personalmente prefiero más lo que dijo Juan Pablo II sobre el infierno, que lo que ha dicho Benedicto XVI.

En la Biblia no aparece escrito alguno diciendo la cantidad de almas que hay en el infierno, si es que las hay.