domingo, 16 de marzo de 2008

Historia del celibato sacerdotal


Muy pocas personas incluido un servidor, saben algo sobre el origen del Celibato sacerdotal y que Papa fue quien lo promulgo “Ad Divinis”.

Vamos a remontarnos hacia atrás en la historia de la Iglesia para saber un poco más acerca de esta materia. Nos vamos a remontar hacia el año 1073. Gobernaba la Iglesia por entonces el Papa Gregorio VII, y murio en el año 1085. Fue un papa que gobernó la Iglesia con mano de hierro, por no decir que fue un autentico tirano y así lo ha demostrado la historia a lo largo del tiempo, no lo digo yo.

Gregorio VII se llamaba Hildebrando, fue monje y para la Iglesia Católica es santo para más INRI, al día de hoy. Así pues, es San Gregorio VII.

Esta Papa nació en el año 1015 y gobernó la Iglesia durante doce años. Fue un Papa que tuvo una animadversión por el rey Enrique IV ya que este rey no quería apoyar de ningún modo a la Iglesia dado que ésta acumulaba demasiado poder, mucho más que el poder que tuviera el pueblo. Asimismo obligo a este rey a presentarse ante él acusándolo de simonía. También acusa al rey de tirano, aunque se debe decir que Gregorio VII fue mucho más tirano que el rey Enrique IV. De este pontífice puede decirse lamentablemente, que cada vez que tuvo oportunidad de oprimir a un pueblo, o de apoyar a un usurpador, no dudó en hacerlo. Como tampoco dudaba en reclamar un tributo como por derecho por cada nación según la riqueza del país.

Durante el pontificado de Gregorio VII se produce lo que se denomino “querellas de las investiduras”. Dicha querella se puede resumir como el conflicto que mantenían reyes y pontífices por la autoridad en los nombramientos en la Iglesia. Esta querella se produce en el año 1073, durante el pontificado de Gregorio VII y no terminara hasta el año 1122.

Como consecuencia de dicha querella, Gregorio VII decide promulgar una ley que tuvo nefastas consecuencias: la ley de Celibato sacerdotal “ad divinis”. Esta ley se promulgo más por razones políticas que por razones religiosas.

La intención política de esta ley no era otra cosa que la de hacer de toda la clase sacerdotal una autentica milicia volcada hacia los intereses de la Iglesia, sin que la familia modificara o distrajese su interés. Se aseguraba por medio de esta prohibición de matrimonio tres aspectos fundamentales: la disciplina, el conveniente distanciamiento social y la falta de afectos por nada que fuese ajeno a la Iglesia.

El Celibato sacerdotal impuesto por Gregorio VII ha sido uno de los perennes caballos de batalla dentro de la misma Iglesia desde entonces.

También debo decir que esta ley de Celibato sacerdotal ha sido la principal y determinante causa moderna de la fuga vocacional de hoy en día. Pudiendo contrastar y certificar que en los últimos 50 años sólo en España han dejado la sotana más de 60.000 de las entonces llamadas vocacionales milagrosas, y el Celibato sacerdotal ha sido la cuestión fundamental para ese abandono de la causa sacerdotal y centros religiosos.

Asimismo este Papa fue quien optó por el crudo combate guerrero contra los más importantes señores de la guerra ante la pretensión de Enrique IV de acabar con lo que el Pontífice consideraba que era la Iglesia Universal y la Sacra Unión del Poder Pontificio Terrenal y Espiritual. No fue sólo una cuestión sobre que “deidad” podía ordenar y nombrar obispos y sacerdotes, eran ambiciones y resentimientos personales muy enconados

Finalmente Gregorio VII, es anatemizado por los obispos en el Concilio de Brixen. Si no fuera porque se conservan las Actas del Concilio, hoy muchos creyentes no podían dar crédito de hasta que punto cayo el astuto monje Hildebrando, después de alcanzar la cumbre del poder eclesiástico. Porque en estas actas se refieren los obispos al Papa Gregorio VII como “Hildebrando el nigromántico, el monje poseído por el espíritu infernal”.
Gregorio VII ha representado el modelo de Pontífice para muchos de sus sucesores. Testarudo, falto de escrúpulos, más soberbio que el propio Enrique, equivocado y orgulloso hasta la muerte, su pontificado tuvo una característica por la que después fue muy envidiado: su saber político y diplomático le permitió gobernar con total independencia. Jamás se sintió esclavo de ningún emperador, de ningún señor y de ningún hombre.