miércoles, 12 de septiembre de 2007

España sin curas, frailes y monjas.


Preguntaba Benedicto XVI, hace unos días ¿qué sería del mundo si no hubiera curas, frailes y monjas?. A lo que yo pregunto ¿para qué?.

Si no hubiera curas ni frailes ni monjas, no pasaría absolutamente nada, pues el testimonio de estas personas es muy deficiente en un porcentaje bastante alto. Sus palabras, no van acompañadas de gestos. Como decía un conocido mío, muchas de estas personas conviven sin quererse, comparten sin amarse y mueren sin llorarse. Que gran verdad, desde luego.

Hoy en día la Iglesia tiene una gran escasez de vocaciones en todos los niveles. El mensaje de Cristo ya esta muy usado, muy escuchado y como la Iglesia no innove como seguir predicando la palabra de Dios sin que suene a repetitivo, me parece que se va a quedar sin curas, sin frailes y sin monjas al paso que va. Es más, si juntamos que por un lado el mensaje de Cristo que ya es muy desgastado, muy usado y por otro los antitestimonios de ciertos curas, frailes y monjas, pues como que no avanzamos.

El testimonio que puede dar un cura, un fraile y una monja no es muy distinto del testimonio que cualquier familia puede dar, o incluso de cualquier cristiano comprometido por los más desfavorecidos.

¿Por qué hoy en día las ONG tienen cada vez más gente y las ordenes religiosas y los seminarios tienen menos vocaciones?. Es muy fácil, porque en una ONG el compromiso que adquieres es para un determinado tiempo mientras que en una orden religiosa o en la vida sacerdotal, el compromiso es para toda la vida. Esta es la diferencia.

Hay tan pocos frailes, curas y monjas que brillen con luz propia, que son tan escasos como los diamantes. El 90% de ellos lo que hacen es dar un antitestimonio y encima ahuyentan a las futuras vocaciones.

Para ser un buen cristiano, no hace falta ser ni cura, ni monja, ni fraile.

Es tan grande la escasez de vocaciones que muchos conventos y muchos seminarios se ven obligados a importar vocaciones de países pobres, como Sudamérica o África.